Ohikoa zen kartzeletatik zein langileen batailoietatik senide eta lagunei gutunak idaztea. Hala idatzi zuen etxera Anastasio Basauri Galarragak Huelvako presondegitik 1939ko otsailaren 6an. Jarraian gutunaren zati batzuk transkribatuta:
Ahora, ¿dónde me encuentro yo? ¿Quién ha hecho nada por mí y mis queridos amigos Lete, Alejos y los Iraetas? Tampoco me olvido por los llorados Achótegui y Lersundi, eso nunca, pero ¿qué no hicieron Antolín y Lete para que no ocurriera nada en el pueblo, y dejar los restantes en el pueblo? Pues gracias y mil gracias a ellos, pues de lo contrario no sé lo que hubiera ocurrido aquella noche cuando el tren salió a Bilbao y pocos nos quedamos en el pueblo. Entonces hasta el Director, dando las gracias todos. Y luego ¿qué? ¿O es que en aquellas tristes horas no había amenazas de otros que en aquellos días incontrolables mandaban más que los nuestros? Se olvidan, ¿no?
Y de mí ¿qué les diré? Yo que no hice más que trabajar como un negro por bien de todos en el pueblo, trayendo víveres, que repartiendo a las tiendas que me ordenaban y luego sin más, ¿me acusan de que fui tal y cual? Ahora que están enterados de mis denuncias, ¿qué dicen ustedes? Vaya pago, y esto a sabiendas de todo el pueblo y todos los familiares.
Yo muy avanzado por tener una idea que no era la de ellos, pero ¿quién me ha conocido a mí con cargos y demás? ¿O es que todos tenemos el derecho de pensar lo mismo? En fin, llevaría 40 planas. Y además en la Revolución de Octubre, cuando yo pasaba las noches de guardia en el Convento y demás, ¿dónde estaban los que hoy me acusan? Si no hubiéramos hecho nosotros el registro del Convento y la Iglesia, ¿quiénes se hubieran enterado, con las amenazas que había del comité de S.S.? Y luego, ¿no he cumplido yo en todos los frentes desde el primero, hasta que caí con mis amigos prisionero?
Pues esa fue la lucha limpia y noble de mi partido, guerra en los frentes hasta el último día y ahora vencidos por fuerza mayor, resignación y confianza en Dios para el futuro y así siempre con la cabeza alta como buen cristiano, siempre alegre con todos, lo mismo a la semana que los domingos, así es mi vida en estas extrañas tierras andaluzas, donde abundan las flores, las frutas y el buen sol. (...)”